"ESTA BIEN HIJO, PUEDES VER MASACRES ENTERAS PERO NO PUEDES VER ARTE"

Mi primera influencia cinematográfica fue Disney, awebo, pero no tanto las historias de las princesitas tristes-felices, más bien me llamaban más la atención pelis o secuencias más psicodelicosas. Alicia en el País de las Maravillas fue y es hasta la fecha una de mis películas favoritas en toda la vida. Sobra decir que hasta que fui grande la entendí ¿cómo chingados podía ver a los 4 años seres y situaciones que únicamente en un viajesote de hongo puedes ver?- fue lo que pensé.

También tenía fijación con secuencias como la de Dumbo cuando se emborracha y aparecen los elefantes rosas, o cuando Blancanieves se pierde en el bósque y comienza un alucín bien cabrón...

Luego como a los 7, 8 años, fui bastante influenciado por la ultra-violencia cinematográfica gringa. Todos los días, absolutamente todos, en las tardes, veía Rambo 1 en nuestra antigua videocasetera beta (Rambo 2 y 3 son basura). Después vino Robocop, no mames, también la veía todos los días. Sobre todo estas dos pelis las amaba con el consentimiento de mi Señora Madre, algunas veces ella las veía conmigo. Y bueno, todo el cine violento de acción de finales de los ochentas, principios de los noventas lo ví.

Un día normal, recuerdo que pasaron un anuncio en Cablevisión (¿se acuerdan del control de cablevisión que era como un pianito?) avisando que transmitirían Pink Floyd: The Wall, las pocas imagenes que alcanzé a ver me impactaron y sentí la necesidad de verla. Má, ¿puedo ver esa película?-pregunté. No, estás muy chico todavía- contestó.

Estoy seguro que aunque la hubiera visto en ese momento, no habría entendido ni madres, ya después, de más vejigudo, ya la pude ver, y ya todavía más vejigudo le pregunté a mi Señora Madre "¿Cómo es posible que me hayas dejado ver películas ultra violentas y no The Wall que es una obra de arte?" a lo que respondió "Es que en ese momento pensaba que era demasiada violenta".

Chingao.