EL FIN DE UNA ERA.

En mi armario (si es que se le puede llamar armario a un palo de madera que va de pared a pared en mi habitación) tengo poca ropa y es porque yo soy re mamón para escogerla, por ejemplo, si voy a comprarme una playera con alguna imagen, ésta no puede simbolizar cosas en las que no esté de acuerdo (nunca me verán usando una camiseta del che guevara, o del supmarcos, o de alguna banda musical que no me llame la atención, o con frases pendejas y vulgares, etc). Si, soy re mamón para esas cosas, camisetas, pantalones, zapatos (preguntenle a mi mujer lo que es acompañarme a las tiendas para encontrar un par de botas que sean de mi agrado). Es más, también soy re mamón para comprarme carteras, mochilas, etc etc etc.

Pero de todo lo anterior, en lo más mamón que soy es en comprar bóxers, me cuesta mucho trabajo encontrar unos que sean de mi entera satisfacción, nunca me verán usar bóxers de corazoncitos o de vaquitas o chiles o pendejadas de esas, de hecho, ustedes ni nadie verán nunca mis bóxers pues tampoco ando por la calle y el metro y el pesero bajándome los pantalones para que los demás vean mi ropa interior. Bueno, sólo existe una persona que tiene total derecho y libertad de verme en paños menores.

El punto es que es muy triste y tremenda la situación cuando después de mucho uso, un día te agachas y escuchas/sientes un kkkrrrssssssshhhhhhh!!! justo en el trasero y eso significa una cosa: los bóxers ahora tienen un agujero enorme y es hora de desecharlos. Caray, los bóxers son, tal vez, los únicos objetos que realmente te conocen a fondo y es triste cuando se les tienen que decir adiós.

Pero es más cagante tener que ir a la boxería (o donde sea que vendan esas prendas) para sustituirlos y estar horas y horas buscando algunos con un diseño dignos de conocerme a fondo.