LUCHA EN LODO

Muchas vacaciones de mi infancia las pasé en un pueblo llamado Villa Juárez que se encuentra adelante de la Presa de Necaxa y Huauchinango, en la parte norte del estado de Puebla. Ahí mi abuela tenía una casa en medio del bósque, poca madre, y por su terreno pasaba un arroyo y habia mucha vegetación y no había nada de civilización a kilómetros a la redonda, incluso en cierta época, no había energía eléctrica en la casa hasta las 5 de la tarde, que era el momento de prender la planta de luz. Teléfono ni madres y la Tv apenas se veía, era un paraíso enmedio de las montañas.

En alguna vacación, fui junto con algunas tías y mis primo Jorjo (su link a la derecha) y su hermano Mario. Eramos unos pequeñuelos mocosos. Un día decidimos ir a explorar en el bósque pero los adultos nos adviertieron "nada de enlodarse porque entonces les daremos una tunda". Con esa amenaza nos fuimos a caminar por ahí. Llegamos junto al arroyo y había un gran gran gran lodazal pero teníamos miedo de meternos por la amenaza recibida. El lodo era tan tentador que nos valió madre la amenaza.

Dos minutos después, mis dos primos y yo estabamos totalmente negros del lodo, aventando bolitas de lodo, tirándonos al lodo..en fin...lo que todo un niño desea en la vida. Fue de las veces que más me he divertido en mi vida. En una de esas, Jorjo observa una bolita de lodo en el suelo, él descalzo tomó impulso para patearla. Pobre, era una raíz de árbol incrustada en el lodo y se metió un putazo en sus deditos del pie.

Regresamos a la casa y obvio los adultos nos metieron una cagotiza tremenda, pero nos habíamos divertido poca madre. Los adultos dijeron "si quieren hacer eso está bien, pero vayan con traje de baño, chanclas y toalla". Al principio eso nos pareció bueno, digo, ya con el permiso adulto pues podíamos hacer lo que quisieramos.

Al día siguiente nos pusimos nuestros trajes de baño, chanclas y toallas y regresamos al mismo lodazal. Llegamos, nos quedamos en silencio y nos dimos cuenta que no sería lo mismo con el permiso adulto. Regesamos a la casa.

Nunca más hubo lucha en lodo.